Servicio de promoción a la Autonomía Personal (7 a 65 años)

El Servicio de Promoción de la Autonomía Personal surge en 2017 para dar respuesta a las personas con diversidad funcional

La unidad sirve de apoyo para las personas que necesiten ayuda para desarrollar y mantener la capacidad personal de controlar, afrontar y tomar decisiones acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias, así como para facilitar la ejecución de las actividades de la vida diaria, todo ello favoreciendo la inclusión social y evitando situaciones de exclusión o sedentarismo.

Desde el recurso, los y las profesionales trabajan para promover la autonomía y el desarrollo personal de las personas atendidas y, además, contribuyen a la mejora de su calidad de vida. Para ello, el programa contempla objetivos basados en el impulso de las habilidades psicosociales de las personas usuarias, el desarrollo de sus capacidades cognitivas y la mejora de la motricidad y aspectos físicos que fomenten hábitos saludables, entre otros.

Todo ello se consigue promoviendo la atención centrada en la persona y en sus necesidades, fomentando la autodeterminación, la autonomía y la humanización en cada una de las actuaciones que llevan a cabo el equipo de profesionales. Así, dotan a la persona de las habilidades y herramientas necesarias para gestionar su propia vida. Todo ello se lleva a cabo de acuerdo a las fortalezas y capacidades de los/as usuarios/as, promoviendo una consolidación y aprendizaje de conocimientos de forma positiva, focalizado en los logros y la superación.

Además, la metodología es flexible y dinámica, y se adapta a las circunstancias vitales de cada persona atendida, lo que se traduce en una evaluación constante de las mismas con el fin de reajustar los objetivos marcados en función de sus necesidades vitales.

Actualmente, el Servicio cuenta con diferentes grupos de trabajo creados en función de las características y necesidades de cada una de las personas que lo conforman, además de su edad, siendo estos un primer grupo de discapacidad intelectual leve-moderada, un segundo de discapacidad intelectual moderada-grave, y otro de discapacidad física. Como gran novedad del recurso, se ha ampliado el servicio para la promoción de la autonomía personal a edad infantil desde el pasado mes de junio de 2021. En este mes, se puso en marcha el servicio también para menores con discapacidad intelectual y/o física con grados leve-moderado, y un segundo grupo con grado moderado-severo.

Además de la intervención que se lleva a cabo en el Centro en horario de tarde, también se realizan a domicilio, en función de las necesidades de cada persona. Tanto en una modalidad como en otra, se abordan los objetivos planteados para cada persona y, además, los diferentes aspectos tanto de forma grupal como individual, prestando especial interés en aquellos en los que presenten mayor dificultad o que interfieran en mayor medida en la vida diaria de cada una de ellas.

Equipo técnico

La psicología es la disciplina científica que estudia los procesos mentales, el estado afectivo y el comportamiento humano.

El trabajo del profesional de la psicología en la atención a la discapacidad incluye la intervención tanto con el/la usuario/a (estimulación cognitiva, gestión emocional, resolución de conflictos, habilidades sociales, conducta, etc.), como con la familia (dificultades emocionales, aceptación, duelo, afrontamiento de situaciones de estrés, etc.), así como a nivel de organización, coordinación, trabajo en equipo, y diseño de modelos de intervención entre otros, como parte de un equipo compuesto por profesionales de las diferentes áreas de atención a las personas con discapacidad.

La psicología aplicada a la promoción a la autonomía personal

Desde el área de psicología se coordina la atención de cada usuario/a en el servicio entre los diferentes profesionales, para dar una atención integral e individualizada.

Las intervenciones desde el área de psicología en el Servicio de Promoción de la Autonomía Personal (SPAP), tienen como objetivo la mejora las capacidades cognitivas, la promoción de las habilidades sociales, la mejora del manejo emocional, así como el fomento de la autonomía funcional de las personas usuarias, mediante sesiones individuales y grupales.

Dentro de los perfiles de usuarios/as con los que se intervienen se encuentran la discapacidad intelectual (desde grados leves a severos), los trastornos del desarrollo, discapacidad física, daño cerebral, enfermedades crónicas y enfermedades neurodegenerativas entre otros.

Los profesionales de la psicología del servicio son los encargados de realizar las valoraciones de todos/as los usuarios:

En primer lugar, antes de producirse el alta, se realiza una entrevista con las personas usuarias y, en la mayoría de los casos, con sus familiares de referencia o tutores. En esta entrevista se recogen los aspectos más importantes del usuario (tipo y grado de discapacidad, aspectos cognitivos, comportamentales, emocionales, sociales, familiares, etc.) y sirve de guía para establecer los objetivos iniciales que se plantean, así como la asignación a un grupo de trabajo.

En segundo lugar, una vez que el/la usuario/a lleva al menos 3 meses en el recurso, se realiza una valoración que se recoge en el plan de atención individualizado (PAI). Este documento establece los objetivos que se marcan en el año, así como las acciones encaminadas a conseguirlos. Para marcar los objetivos que se plantean en el PAI, se realizan una serie de valoraciones cualitativas y cuantitativas a través de diferentes test o pruebas.

Las intervenciones se realizan de forma individual o grupal. En las sesiones individuales, se trabajan los objetivos marcados en el PAI de cada uno de los/as usuarios/as y aspectos más concretos como los aspectos ocupacionales o laborales, comportamientos en el hogar, actividades de ocio fuera del centro, etc. Por su parte, en las intervenciones grupales se llevan a cabo los programas del servicio (estimulación cognitiva, habilidades sociales, manualidades, actividad física, debate y cultura, etc.) adaptado al nivel del grupo y en función de las necesidades del mismo.

Desde el área de psicología, independientemente del tipo de intervención, se trabajan los siguientes aspectos:

  • Cognitivos: se interviene sobre las funciones cognitivas con el objetivo de mejorar las capacidades de los/as usuarios/as, de manera que puedan desenvolverse con mejores herramientas en el mundo que les rodea. Se trabajan las principales funciones cognitivas: atención, lenguaje, memoria, funciones ejecutivas (razonamiento, abstracción, planificación…), funciones visoperceptivas, visoespaciales y visoconstructivas. Estas funciones se trabajan a través de tareas de papel y lápiz, juegos interactivos o actividades manipulativas.
  • Emocionales: se les enseña a conocer e identificar las emociones, así como formas de controlar o manejar las mismas, favorecer/mejorar autoconcepto y autoestima, así como la tolerancia a la frustración. Se realizan actividades de papel y lápiz, role playing, vídeos, o juegos.
  • Comportamentales: Los usuarios aprenden a convivir con los demás y a desenvolverse siguiendo y respetando unas normas, a implementar mediante la guía propia hábitos de vida saludables en su estructura diaria (alimentación, sueño, ocio y tiempo libre, etc.), evitando el sedentarismo, y a través del aprendizaje y/o acercamiento a actividades y acciones que podemos realizar en nuestra sociedad para potenciar las habilidades para desenvolverse en ellas.
  • Sociales: la intervención se dirige al aprendizaje y/o entrenamiento en habilidades y competencias sociales, gestión de conflictos, u otros con el objetivo de promover un buen ajuste social, así como el establecimiento y mantenimiento de vínculos sociales. Se trabajan aspectos tales como escucha activa, empatía, solidaridad, asertividad, autocontrol, etc., evitando posibles situaciones de aislamiento.
  • Funcionales: realización de ejercicios orientados al desarrollo, mantenimiento y/o mejora en la realización de las actividades de la vida diaria, evitando la aparición de limitaciones, así como potenciando el desarrollo y la autonomía personal en las activades básicas de la vida diaria (ABVD), en aquellas más complejas o instrumentales (AIVD) y en las avanzadas (AAVD). Para ello, se realizan actividades de uso de nuevas tecnologías, identificación y uso del dinero, cocina, limpieza, compras, etc. Para llevar a cabo estas actividades en ocasiones se hacen con juegos interactivos, con tareas de papel y lápiz y otras veces se realizan in situ bien en la casa-hogar del Centro o en establecimientos como tiendas o centros comerciales.

Con las terapias de logopedia se pretende conseguir mejorar la comunicación tanto verbal como no verbal de las personas usuarias, así como trabajar aspectos de deglución e ingesta de líquidos y diferentes texturas.

A la hora de trabajar los distintos aspectos logopédicos, la profesional se nutre de otras disciplinas tales como la fisioterapia y la psicología, con el fin de aplicar las terapias de forma más efectiva, puesto que aportan un conocimiento integral de la persona usuaria.

Las patologías más comunes que se tratan en el recurso son la disartria o dificultad para articular sonidos y palabras; la disfagia, que hace referencia a la dificultad o imposibilidad a la hora de tragar; y la disfonía, o lo que es lo mismo, el trastorno de una o más de las características acústicas de la voz; la dislalia, que hace referencia al trastorno del lenguaje que se manifiesta con una dificultad a la hora de articular las palabras; la disfemia, que es el trastorno del habla que se caracteriza por interrupciones de la fluidez del habla, bloqueos o espasmos, que se acompañan normalmente de tensión muscular en cara y cuello, miedo y estrés; y la disglosia, o lo que es lo mismo, el trastorno de la articulación de los fonemas, de origen no neurológico central, debido a alteraciones anatómicas y/o fisiológicas de los órganos articulatorios periféricos que dificultan el funcionamiento lingüístico.

Ayúdanos y comparte esta página